viernes, 21 de agosto de 2015

BRONCA AL JUEZ DE PLAZA EN LA SEGUNDA DE FERIA



Dudas sobre la presencia del Juez y sus asesores para la corrida del 25 de agosto


Eulalio López  “El Zotoluco” y Diego Silveti resultaron triunfadores con el corte de una oreja cada uno y a Fermín Espinoza “Armillita IV” el juez de plaza le negó una oreja bien ganada pese a la exigencia del público de otorgársela provocándose una bronca monumental.
Ante una excelente entrada, casi el lleno en la Plaza El Paseo, se desarrolló la segunda corrida de la Feria con astados de Marrón resultando débiles y sosos los corridos en primer, segundo y tercer lugar; bravo y con recorrido el cuarto, y nobles y con voluntad de embestir quinto y sexto; hubo un toro de regalo que aunque débil fue a la muleta con muy buen estilo y con nobleza.

Eulalio López “El Zotoluco” lidió a “Marco” (los astados fueron bautizados con nombres alusivos al ganadero potosino Marco Garfias fallecido recientemente), un toro que fue soso y débil, no hubo tela de donde cortar y hubo palmas para el diestro. En su segundo, “Buen Amigo”, se topó con un astado bravo que le permitió realizar una faena a su estilo toreando con profundos pases de derecha aprovechando el recorrido de la res; Zotoluco ofreció su toreo variado con capa y muleta siendo coreado y rubricando con estocada desprendida para cortar una oreja.

Diego Silveti batalló con “Potosino” que fue soso a más no poder, abrevió para oir palmas y en su segundo, “Ganadero” pudo ofrecer su toreo fino con pases de buena manufactura y cobrando una estocada que, aunque tendida fue de efectos para ser premiado con un apéndice.

Fermín Espinoza “Armillita” IV no tuvo fortuna en el sorteo, le tocó el lote más débil y soso y pese a su empeño no logró redondear. En su primero “Arquitecto” incluso, fue abucheado tras un aviso y en su segundo apenas se le vieron atisbos de su personalidad.

Pero regaló un séptimo al que le cuajó la faena de la noche, el chamaco supo entender al astado que acusaba cierta debilidad y tras veroniquearlo, lo toreó a media altura para arrancarle pases se extraordinaria calidad; cobró una estocada entera, en buen sitio y de efectos para que el público se levantara de sus asientos ondeando pañuelos en una petición unánime pero extrañamente, increíblemente el Juez de Plaza Marcelo Lozano negó la oreja, ganándose él y sus asesores René Moreno y Judas Fernando González, una lluvia de recordatorios familiares y una bronca tal mientras hacía oídos sordos a la exigencia de todos los sectores de la plaza. 

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