El
Potosino Fermín Rivera resultó el triunfador de la tradicional corrida de San
Luis Rey al cortar dos orejas, una por cada toro de su lote al ofrecer su
tauromaquia vertical, con toreo de sabor y con sendas estocadas.
A
cada toro supo administrarle ya que
acusaron sosería y les fue metiendo en capote y muleta para cuajar dos
faenas plenas de torerísmo.
El
ganado de Begoña, con excelente presentación, tal vez sobrado de kilos fue
soso, pasaban por el engaño de los matadores pero les faltó emotividad.
El
diestro potosino hizo lo suyo, plantarse en la arena para intentar el toreo
serio y reposado que le caracteriza, sin aspavientos, sin poses, dedicado al
toro y eso se lo agradeció el público que pidió los trofeos.
Juan
Pablo Sánchez no tuvo tela de donde cortar, su primer toro no se prestó por lo
que luego de una labor voluntariosa salió al tercio y en su segundo logró
cortar la oreja tras una faena de merito y estocada certera, cierto sector
protestó el trofeo y Sánchez no lo paseó.
Arturo
Saldívar se dedicó a torear a su primero pidiendo paciencia al público,
guardaba la esperanza que su enemigo, el primero de su lote embestiría pero no
fue así; el morito estaba agarrado al piso y no acudió al engaño, todo quedó en
palmas de reconocimiento.
Lo
único potable del encierro saltó por la puerta de los sustos, un bello castaño
que tuvo recorrido, bravura y nobleza por lo que el diestro de Teocaltiche aprovechó
las condiciones para realizar una faena variada con destellos de valor y
coronada con una estocada entera; el juez otorgó una oreja pero el público
exigía la segunda para el torero, pero la concesión no llegó.
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