sábado, 20 de agosto de 2016

PESE A TRES AVISOS JOSE SAINZ CONQUISTA ARROYO



Buen debut de José Sainz empañado con la espada. Lo mismo le sucede a Héctor Gabriel. Cumple Luis Manuel Castellanos. El novillo de Huichapan ganó el Concurso.


Sábado 20 de agosto.- CIUDAD DE MÉXICO.-Ante gran ambiente y plaza llena se llevó a cabo la primera novillada en la Plaza Arroyo, correspondiente a la tercera edición de Descubriendo un Torero, certamen que se gesta a través de la Asociación Nacional de Criadores de Toros de Lidia, cuyos socios donan los astados que se lidian en cada coso sede.

En esta ocasión, la afición capitalina, carente de festejos taurinos desde hace seis meses, se volcó en las localidades para apoyar la buena combinación de novilleros que integró el cartel.

El primero en participar fue Héctor Gabriel, quien ganó el certamen pasado. Le correspondió un novillo de la ganadería La Guadalupana, propiedad de Don Juan Flores. 

Este se prestó en un inicio para el torero de capa y tomó dos puyazos de la vara de César Morales. Sin embargo, la fijeza que mostró en los primeros pases, se acabó pronto y tendió a buscar las tablas. Hubo tres tandas de muletazos importantes pero el joven poblano falló con el acero y se fue de vació, aunque dejó el sabor de su torero desempeño.

José María Hermosillo enfrentó al novillo de Huichapan que le permitió torear a la verónica son soltura y cargando la suerte. El ejemplar hidalguense peleó con codicia en la suerte de varas por partida doble y llegó con emotividad a la muleta del hidrocálido que logró una brillante interpretación del toreo en base a su calidad, temple y sello. No estuvo certero con la espada y a pesar que el público le pedía dar vuelta al ruedo, en una actitud honesta, únicamente aceptó salir a recibir una ovación en el tercio. 

El novillo llamado “Cubanito”, no 36 y con 390 kilos de peso, fue premiado con arrastre lento.

Luis Manuel Castellanos enfrentó un astado de José Arroyo, al que sometió en un principio. Tomó dos puyazos, pero en la labor de muleta le hizo falta mayor mando. Propinó un desarme a Luis que se esforzó por lidiarlo y se retiró entre palmas.

El potosino José Sainz tuvo un estupendo debut como novillero en esta plaza. Se nota que conoce los terrenos le funciona la cabeza y maneja la técnica. Conectó de inmediato con el público que con olés profundos le coreó toda su variada y emotiva faena. Desde la chicuelinas de inicio, pasando por los pases por ambos pitones, hasta el pinturero remate final. Sin embargo, se puso pesado con el acero y escuchó tres avisos. Ante lo cual, rompió en pundonoroso llanto.  Ante ello, la afición le animó con una cerrada, cariñosa y larga ovación.


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